El barítono ruso Dmitri Hvorostovsky regresa a Bogotá para dar un recital en el Teatro Mayor. Hace 16 años, las mejores voces rusas del momento arrebataron aplausos y lágrimas en el Teatro Colón de Bogotá, con una brillante interpretación de Una voce poco fa y Largo al factotum, del Barbero de Sevilla. Eran la mezzosoprano Olga Borodina y el barítono Dmitri Hvorostovsky, la revelación de la escena lírica mundial entonces. Por su porte, potente tesitura, origen siberiano e imponente melena blanca resultaba inevitable pensar que se trataba de un gigante forjado en las frías entrañas de los Urales.
Por eso, su retorno a Bogotá, para un recital en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, el próximo 4 de mayo, es un acontecimiento entre los fanáticos del canto.
Desde 1989, cuando obtuvo el primer premio de la competencia mundial Cardiff, el cantante abrió un espacio para que los barítonos tuvieran mayor visibilidad, pues estos no suelen ser los héroes de las óperas clásicas.
Hvorostovsky, a quien la prensa suele llamar ‘el cantante que vino del frío’, cuenta que toma “con humor las exageraciones que se hacen; todo el mundo suele relacionar a Siberia, el lugar en el que nací, con la baja temperatura, pero estoy orgulloso de haber nacido en Rusia. En Bogotá, seré el cantante siberiano”.
El programa, en el que estará acompañado por el pianista Ivary Illya, incluirá arias de Rachmaninov, Liszt, Wagner, Borodin, Rubinstein y Verdi. “El espectáculo mostrará el rango total del repertorio para barítonos”, explica. Aunque tiene trabajos con canciones populares rusas, como el álbum From Russia With Love, ha preferido concentrarse solo en arias: “Para lo demás, necesito una orquesta”.
Hvorostovsky vendrá justo después de su interpretación en Il Trovatore para la temporada del Metropolitan Opera, de Nueva York.
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM