Como apoyo de un nuevo encuentro de nuestras clásicas Tertulias Digitales, les comparto un muy buen post para poder “bucear” un gran clásico dramático de la Opera >> OTELLO de Giuseppe Verdi que tendremos oportunidad de palpitar en vivo con un gran elenco en su próxima puesta en escena en el Teatro Real de Madrid.
“Otello” es la penúltima ópera de Giuseppe Verdi (1813-1901), ya sobre los 70 años de edad, absolutamente maduro y consagrado. La ópera que la antecede es “Aida”, estrenada en El Cairo en diciembre de 1871 y, seis semanas más tarde, en el Teatro alla Scala de Milán.
Tras esta grandiosa producción, el maestro Verdi decidió no volver a componer, pues consideraba que su tarea en la arena operística había llegado a su fin. Para toda petición o presión por una nueva ópera, viniera de donde viniera, Verdi tenía como única respuesta un rotundo no y la negativa a siquiera conversar sobre el tema.
Sin embargo, de las gestiones del editor Giuglio Ricordi surgió la posibilidad de que, basada en un famoso drama de William Shakesapeare, una nueva ópera verdiana subiera a los escenarios. Verdi profesaba casi una religiosa veneración por el célebre dramaturgo inglés, y fue por este flanco por donde mostró una suerte de debilidad y abrió su ánimo para volver a componer.
El tema de la nueva ópera sería el célebre “Otello” de Shakespeare. Ricordi propuso el nombre de Arrigo Boito para encargarse del libreto y fueron sus excelentes esbozos los que acrecentaron la posibilidad de que el maestro Verdi se abocara nuevamente a una nueva obra para la lírica. Sin embargo Verdi estaba reticente. Él ya era una celebridad mundial, quería descansar y estaba encargado de responder a otros múltiples compromisos. Además, decía el compositor, para qué una nueva ópera “Otello” si ya había otra, exitosa, escrita por Gioacchino Rossini en 1816. Finalmente, en 1884, a los 71 años de edad, Giuseppe Verdi cedió a sus negativas y se embarcó en la composición de “Otello”.
El proceso fue lento y llevado en un ambiente de absoluta reserva e incluso misterio. Cuando la partitura estuvo lista, vino un largo y arduo período de ensayos, tras el cual la ópera tuvo su estreno en La Scala de Milán el 5 de febrero de 1887, con un triunfo resonante.
Ya que habían transcurrido casi 16 años de la presentación de “Aida”, la expectación que el estreno de “Otello” despertó fue enorme, congregando esta primera representación una numerosísima y selecta audiencia, que no vaciló en vitorear varias veces al compositor durante el desarrollo mismo de la función. Sin dudas, este inmediato éxito se debió a que la obra era sustentada por un libreto de máxima excelencia y un tratamiento musical que mostraba a Verdi en la cima de su madurez estilística.
El alto concepto dramático que empapa la obra le concede unidad y la libera por completo de ciertos altibajos tan característicos de producciones anteriores. Con justa razón puede aplicarse a “Otello” la expresión de “drama musical” entendiéndose por tal una etapa superior en el desarrollo histórico del género operístico. La orquestación de la obra muestra a Verdi en caminos completamente nuevos para él, que nunca había pensado en tanta diferenciación, en tantos colores sutiles y expresivos.
El concepto de “aria” casi desaparece como elemento aislado. Donde se dan trozos a cargo de solistas, están ligados tanto anímica como musicalmente a los fragmentos lindantes. La adaptación libretística del original shakespereano, efectuada por Arrigo Boito, no puede calificarse sino de magistral, ya que reduciendo los textos originales a menos de un tercio, logra esbozar con absoluta eficacia un drama, que la música potencia al máximo. En ese libreto se suprimen las escenas iniciales de Venecia del original teatral, y así, de los cinco actos de la pieza de Shakespeare, la ópera rescata sólo cuatro, desarrollándose ésta íntegramente en la isla de Chipre.
En su gran producción de óperas el maestro Verdi tuvo tres encuentros con la obra teatral de William Shakespeare. El primero fue “Macbeth”, cuyo estreno fue en 1847. Luego, 40 años más tarde, vendría este “Otello”. En 1893 el legado operístico verdiano llegaría a si fin con “Falstaff”, también inspirada en obras para el teatro de Shakespeare. Debe consignarse en este recuento que Giuseppe Verdi tuvo durante mucho tiempo la idea de convertir en ópera otra pieza de este dramaturgo inglés. Esa fue “El rey Lear”, pero por una y otra razón ese proyecto nunca se concretó.
ARGUMENTO: “Otello” se desarrolla en cuatro actos, en la isla de Chipre, a fines del Siglo 15.
Acto primero: Junto al puerto de Chipre, una multitud espera la llegada de Otello, gobernador de esa ciudad, que regresa victorioso de una batalla contra los turcos. Estalla una violenta tormenta y el pueblo teme que el barco, ya a la vista, naufrague. Entre la multitud están los oficiales Yago, Cassio y Montano y el veneciano Rodrigo. La tormenta amaina y la nave finalmente atraca. Otello llega exultante y antes de entrar al castillo invita a todos a alegrarse pues el enemigo ha sido derrotado. Rodrigo confiesa a Yago que está enamorado de Desdémona, la esposa de Otello, a la vez que Yago le dice que odia a Otello y envidia a Cassio a quien Otello ha dado un nuevo cargo, sobre Yago. La multitud canta y baila en torno a una hoguera. Después Yago inicia un brindis y trata de emborrachar a Cassio incitándole a una pelea. Provocado por Rodrigo, Cassio toma su espada y en el tumulto hiere a Montano. Mientras, Yago ha enviado a Rodrigo para contar a Otello lo sucedido. Otello aparece, impone su autoridad, hace que se enfunden las espadas y destituye de su puesto a Cassio. La primera parte del plan de Yago, el descrédito de Cassio, se ha cumplido. Desdémona ha estado acompañando a Otello pero no dice nada hasta que todos se han marchado y se queda a solas con su esposo. Entonan un dúo de amor en el que rememoran los felices tiempos pasados. Luego retornan al castillo.
Acto segundo: En un salón del castillo, Yago trata de hacer creer a Cassio que quiere ayudarle para recuperar el favor de Otello y le aconseja que pida a Desdémona, que interceda por él ante su esposo. Cuando Cassio se marcha, Yago manifiesta que parte de su trama consiste en sembrar en el corazón de Otello los celos en torno a su esposa y Cassio. Yago declama entonces su propio “credo”, señalando creer en un Dios cruel que lo ha hecho semejante a él. Cassio y Desdémona conversan. Yago, que los vigila, ve llegar a Otello y murmura tan alto para que llegue a los oídos de Otello. Después, sutilmente, enciende los celos de Otello so pretexto de prevenirle contra lo que llama “monstruo de ojos verdes”. Marineros, mujeres y niños, ofrecen una serenata a Desdémona, que está ahora en el jardín. Al contemplar la escena, las dudas de Otello se disipan, pero vuelven a surgir cuando su esposa intercede en favor de Cassio. Sus bruscas maneras hacen pensar a Desdémona que Otello no se encuentra bien, y se acerca para pasarle un pañuelo por la frente. Otello rechaza el intento y el pañuelo cae al suelo, siendo recogido por Emilia, la dama de compañía de Desdémona. Finalmente, Emilia accede a la petición de Yago de que le entregue el pañuelo a cambio de una recompensa. Cuando las mujeres se van, Otello es presa de celosas dudas y se despide amargamente de su perdida paz de espíritu. En tal estado de ánimo pide a Yago que dé pruebas fehacientes de la traición de Desdémona. Yago entonces le dice que hace unas noches Cassio habló en sueños diciendo ser el amante de Desdémona. Para confirmarlo dice a Otello que le pida a su esposa un determinado pañuelo. Otello recuerda que, en efecto, Desdémona tiene uno que responde a esa descripción. Yago asegura entonces que ese pañuelo está ahora en poder de Cassio (en realidad quien lo tiene ahora es el propio Yago). Para Otello ésta es una prueba indudable de la traición de Desdémona. Los dos hombres juran venganza.
Acto tercero: En el gran salón del castillo, se espera a unos mensajeros de Venecia. Cuando aparece Desdémona, Yago advierte a Otello para que esté vigilante, y después se marcha. La conversación de Otello con su esposa es tranquila, pero cuando Desdémona, de nuevo le habla en favor de Cassio, no obtiene respuesta. Otello en cambio le dice que quiere ver un pañuelo que le regaló. Ella responde que está en sus habitaciones, y vuelve a interceder por Cassio. Otello, entonces, la acusa de infidelidad, lo que ella niega rotundamente. Otello le ordena salir de allí, acusándola de cortesana. Una vez solo, Otello manifiests su dolor y angustia. Vuelve Yago, seguido de Cassio. Otello se esconde antes de que éstos aparezcan. Se inicia una conversación que Yago lleva hacia las aventuras amorosas de Cassio. Otello trata de escuchar, pero Yago se cuida de que sólo lleguen a él frases que podrían ser aplicadas a Desdémona. Otello que sigue oculto a la vista de Cassio, manifiesta sus dolorosos sentimientos que se acentúan cuando Cassio muestra el pañuelo de Desdémona que ha encontrado, sin saber quién lo ha puesto en su habitación. Llegan los mensajeros venecianos. Antes de su entrada Otello encarga a Yago que consiga una poción para envenenar a Desdémona. Yago dice que seria mejor ahogarla en el lecho y al mismo tiempo se ofrece para dar muerte a Cassio. En recompensa de todo esto, Otello nombra a Yago su lugarteniente. La multitud aclama a Otello, quien recibe un mensaje, en que el Dux de Venecia le pide retornar a esa ciudad, dejando a Cassio como Gobernador de Chipre. Furioso, Otello arroja a Desdémona al suelo, en presencia de todos. Ella le habla con gran patetismo y en el concertante todos expresan sus sentimientos ante la situación, destacando la alegría de Yago por el triunfo de su plan. En el clímax, Otello lleno de furia, maldice a Desdémona. Ahora, solo con Yago, Otello desfallece. Mientras afuera la multitud canta en honor de Otello, el “León de Venecia”, Yago, mira con desprecio la figura inerte de Otello y exclama “He aquí el león”.
Acto cuarto: En su dormitorio, Desdémona conversa tristemente con Emilia, recordando una triste canción que aprendió de una sirvienta de su madre. Cuando Emilia se marcha, Desdémona, llena de tristes presentimientos, le dirige un adiós lleno de sentimiento. Ya sola en su habitación, canta de rodillas el “Ave María”, y cuando lo termina se tiende en su cama. Entra Otello y tras contemplar a su esposa dormida, apaga la vela, avanza hacia el lecho y la besa tres veces. Ella entonces se despierta y Otello le pregunta si ha pedido perdón a Dios por sus pecados y vuelve a acusarla de haberle traicionado con Cassio. Desdémona lo niega una vez más, pero Otello le asegura que nada podrá salvarla. Después de negarle un instante que ella le pide para orar, la ahoga con una almohada. Aparece ahora Emilia y dice a Otello que Cassio ha dado muerte a Rodrigo, que le había atacado. Horrorizada al descubrir el cuerpo de Desdémona en sus últimos momentos Emilia pide socorro y aparecen Cassio y otros cortesanos. Emilia revela el complot de Yago, y éste huye, perseguido por los soldados. Otello, arrepentido por la monstruosa injusticia que acaba de cometer con Desdémona, hunde en su cuerpo un puñal, besa a Desdémona por última vez y muere
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y les dejamos una seleccion de nuestras arias preferidas para que vayan deleitandose y “preparando el oido” para disfrutar de este gran clasico y cita obligada operistica :-)))
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