Puccini leyó la novela de Prévost a principios de 1890 y se decidió en seguida a ponerle música. Trabajó en ella durante dos años, parte en Vacallo (una aldea suiza cerca de Chiasso), parte en Milán, en Lucca, y por último en Torre del Lago. El estreno tuvo lugar en el Teatro Reggio de Turín el primero de febrero de 1893 y fue un éxito arrollador. La melodía suave, sensual y que conmueve el corazón, que luego se considerará “típicamente pucciniana”, aparece ya en esta obra con toda su fuerza.
Drama lírico en cuatro actos. Libreto de Marco Praga, Domenico Oliva y Luigi Illica, basado en la novela del abate Prévost.
Personajes: Manon Lescaut (soprano); Lescaut, su hermano, sargento (barítono); Caballero Rene Des Grieux (tenor); Geronte (bajo); Edmond (tenor); un posadero, un maestro de danza, un músico, un sargento, un capitán, estudiantes, burgueses, pueblo.
Lugar y época: Los tres primeros actos en Francia, el último en Estados Unidos, siglo XVIII.
Argumento: La diligencia cambia de caballos en Amiens. Reina una intensa actividad; los estudiantes, con Edmond a la cabeza, dedican atenciones y canciones a las jóvenes. Des Grieux se une a ellos. El amor lo ha defraudado, pero se lo toma con humor. Entonces su mirada advierte a Manon, que acaba de llegar en la diligencia. Viaja con su hermano, el sargento Lescaut, que, siguiendo la voluntad de su difunto padre, la lleva a un convento. Durante el viaje han trabado amistad con el rico terrateniente Geronte, que prepara una trampa al hermano para raptar a Manon. Reserva un coche y lo prepara todo. Pero Manon y Des Grieux se han enamorado, y cuando Edmond, que ha oído el plan de Geronte, se lo comunica al caballero, es éste quien consigue que Manon huya.
El acto segundo se desarrolla en París. Manon se ha cansado pronto de Des Grieux, estudiante sin medios pero que la ama sinceramente. Gracias a la intervención interesada de Lescaut, vive en el palacio de Geronte. Pero todavía recuerda con tristeza la primera y única verdadera relación amorosa que ha tenido hasta entonces. (Para este personaje compuso Puccini la que quizá es el aria de soprano más bella de la historia de la ópera: «In quelle trine morbide», en la que suena ya lo que luego sería la proverbial «melodía de Puccini».) Geronte colma a Manon de atenciones. Precisamente en ese momento llegan cantantes y músicos para interpretar un madrigal. Pero los pensamientos de Manon están lejos. Tampoco el minué que organiza Geronte obtiene su beneplácito. ¿Tal vez un paseo nocturno por las calles de París? Geronte se va con sus amigos. La silla de Manon estará preparada en seguida. Pero entonces aparece Des Grieux. Ha ido a hablar con Manon, a decirle lo amargamente que sufrió cuando ella lo abandonó sin despedirse.
El amor se enciende de nuevo, los amantes se abrazan con frenético alborozo. Entonces, inesperadamente, regresa Geronte. Se va cuando comprende lo que ocurre, pero sus palabras malignas e irónicas presagian una desgracia. Des Grieux y Manon tienen que huir en seguida, pero la joven quiere llevarse todo lo que pueda de la riqueza que va a abandonar. Entonces regresa Geronte con soldados. Del abrigo de Manon caen joyas. Se comprueba fácilmente que ha sido «robo». Se llevan detenida a Manon. Un intermezzo orquestal que conduce al acto tercero y se titula «El viaje a El Havre», describe su encarcelamiento, la desesperación de Des Grieux, su decisión de salvarla o de compartir su destino. Manon ha sido condenada al destierro y la conducen a El Havre. Allí se desarrolla el acto tercero. Les caut y Des Grieux quieren liberarla, pero fracasan.
Llevan a Manon con sus compañeras al barco ya preparado. Una sola esperanza le queda a Des Grieux. El capitán le permite viajar en el barco como marinero. Dichoso, corre a bordo, desde donde Manon, profundamente conmovida, ha sido testigo de su decisión.
El último acto se desarrolla en la infinita soledad de las praderas norteamericanas. Manon y Des Grieux, agotados, siguen su camino. Parecen consumidos y hundidos en la miseria. Manon no puede seguir, la fiebre y el agotamiento la llevan a la muerte. Muere con la última luz del ocaso, en brazos de su amado.
Fuente: Aparte de escribir muchas otras obras, el abate Antoine Francois Prévost d’Exiles (1697-1763) terminó una historia que al principio había concebido para complementar una obra mayor, pero que se independizó con el título de L’Histoire du chevalier des Grieux et de Manon Lescaut y que se hizo muy famosa por su descripción conmovedora de pasiones extremas en medio de la sociedad decadente de la época prerrevolucionaria.
Libreto: Muchas plumas intervinieron en la transformación del original de Prévost en libreto para Puccini. Primero Marco Praga, que diseñó los escenarios, luego el escritor Domenico Oliva, por último el mismo Puccini. Giulio Ricordi, el editor y amigo fiel, intervino e incluyó al renombrado Luigi Illica, que habría de estar ligado a Puccini durante mucho tiempo. De aquí surgió un libreto que sin duda es una adaptación teatral muy acertada. Es particularmente efectiva la última escena, la muerte de Manon en los desiertos del «Nuevo Mundo». En este punto, el libreto se diferencia enormemente del que había empleado Massenet para su ópera homónima.
Música: La melodía suave, sensual y que conmueve el corazón, que luego se considerará «típicamente pucciniana», aparece ya en esta obra con toda su fuerza. Son notables los progresos de la instrumentación sobre la de los contemporáneos: Puccini encuentra colores propios para los sentimientos tiernos, que a menudo parecen estar próximos al impresionismo (que ya despuntaba en el horizonte histórico). Pero dicha melodía también puede ser muy dramática y subrayar la pasión por medio de violentas erupciones de la orquesta en los momentos en que es necesario. El «camino propio» que el talento ha de recorrer para madurar se anuncia ya en esta ópera, incluso hay escenas que permiten prever al futuro maestro.
Historia: Puccini leyó la novela de Prévost a principios de 1890 y se decidió en seguida a ponerle música. Trabajó en ella durante dos años, parte en Vacallo (una aldea suiza cerca de Chiasso), parte en Milán, en Lucca, y por último en Torre del Lago. El estreno tuvo lugar en el Teatro Reggio de Turín el primero de febrero de 1893 y fue un éxito arrollador. Las representaciones en Italia se sucedieron en poco tiempo. En el extranjero chocó con la obra homónima de Massenet y hubo marcadas diferencias geográficas. Europa central y Francia se adhirieron durante mucho tiempo a la obra de Massenet y sólo mucho después de la muerte de Puccini descubrieron que la Manon francesa de ninguna manera tenía que excluir a la italiana.
Fuente: hagaselamusica.com