La célebre cantante española de fama mundial, Montserrat Caballé, es considerada una de las más importantes sopranos del mundo en la primera mitad del siglo XX, galardonada, entre otros, con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Desde hace varios años, su compromiso humanitario ha tomado tal importancia que decidió crear su propia fundación para apoyar la asistencia a los niños hospitalizados. En los últimos años ha continuado con su trabajo de resucitar obras y autores menos conocidos para el gran público, como La Fiamma de Ottorio Respighi, La Vestale de Gaspare Spontini o Saffo de Giovanni Pacini.
Hija de Ana Folch, mujer que provenía de una aristocrática familia ya en decadencia, y de Carlos Caballé, químico y miembro de una familia de prósperos industriales, María Montserrat Viviana Concepción Caballé i Folch, por su nombre completo, nació en Barcelona, España.
Los Caballé-Folch se casaron en 1932, en pleno contexto de crisis económica, que abandonaron Barcelona cuando las fuerzas de ocupación franquistas entraron en la ciudad.
Necesitado, pero culto, el matrimonio inculcó a la pequeña Montserrat el amor a la música, llevándola a su primera ópera, “Madamme Butterfly”, que la impactó tanto, que memorizó el aria “Un bel dia”, para cantársela a sus padres en señal de agradecimiento.
Un año después ingresó al Conservatorio del Liceo para aprender piano y solfeo, pero la situación familiar empeoró tanto que tuvo que abandondar sus estudios.
En 1945, y gracias a que trabajaba en una pañería, Motserrat reemprendió su formación musical, con la ayuda de los Bertrand i Mata, una familia de la alta burguesía catalana que le costeó los estudios, con la condición de que una vez alcanzada la fama continuara cantando en Barcelona.
Necesitó de grandes esfuerzos para concluir su carrera de canto en el Conservatorio Superior del Liceo y completar luego sus estudios con Eugenia Keneny y Conchita Badía. Los inicios de su carrera fueron también muy modestos, hasta que decidió trasladarse a Suiza, donde formó parte de la compañía de la Opera de Basilea, entre 1957 y 1959.
Estrenó un repertorio poco frecuente para las cantantes españolas, que incluía a Wolfgang Amadeus Mozart y Richard Strauss, lo que le sirvió para su siguiente etapa profesional en la compañía estable de la Opera de Bremen (1959-1962).
De este último año es su primer contrato para cantar en el Liceo de Barcelona, donde estrenó “La Arabella”, de Richard Strauss, con tan buena fortuna que le extendieron otros dos contratos para encarnar los protagónicos femeninos de Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart y de la Madame Butterfly, de Giacomo Puccini.
Pero su verdadero lanzamiento internacional se produjo el 20 de abril de 1965 en el Carneggie Hall, de Nueva York, cuando tuvo que sustituir imprevisiblemente a Marilyn Horne en la Lucrecia Borgia, de Gaetano Donizetti.
Su actuación le valió 25 minutos de aplausos y que uno de los más importantes críticos titulara al día siguiente “Callas + Tenaldi > Caballé”.
A partir de ese momento, la carrera de la Caballé no ha conocido decaimiento y lleva más de un cuarto de siglo en primerísima fila.
Ha actuado en los más prestigiados escenarios operísticos (Milán, Londres, Viena, Berlín, Barcelona y Nueva York) y ha ofrecido una serie de conciertos y presentaciones en favor de causas humanitarias.
En 1964 debutó en la Ciudad de México con la obra “Manon Lescaut” de Giacomo Puccini, ese mismo año la diva catalana contrajo nupcias con el también cantante Bernabé Martí.
En la década de los 70 colaboró en la recuperación de algunos títulos olvidados de Donizetti. Aunque no se ha prodigado tanto en este terreno, ha intervenido también en algunas obras contemporáneas, como “Wozzeck”, de Bergé o “Cristóbal Colón”, de Lleonard Balada, en cuyo estreno compartió créditos con el tenor José Carreras.
En su calidad de Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, Monserrat Caballé ha dado recitales tanto en Dubrovnik, en apoyo a los niños víctimas de la guerra de los Balcanes, como para las de Chernobyl, contra el Sida, o durante galas para “niños en peligro”, organizadas por Ute-Henriette Ohoven,
Caballé fue también la estrella de la ceremonia de entrega del premio Houphou-Boigny para la paz, otorgado a los galardonados con el premio Nobel de la Paz 1994, Yasser Arafat, Isaac Rabin y Shimon Peres.
Desde hace varios años, su compromiso humanitario ha tomado tal importancia que decidió crear su propia fundación para apoyar la asistencia a los niños hospitalizados.
En los últimos años ha continuado con su trabajo de resucitar obras y autores menos conocidos para el gran público, como La Fiamma (1934); de Ottorio Respighi, La Vestale (1807); de Gaspare Spontini, o Saffo (1840), de Giovanni Pacini.
Además interpretó música ligera, como la que realizó junto al solista del extinto grupo de rock Queen, Freddie Mercury, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992.
En el año 1991 fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de las Artes.
Es poseedora de la Orden de Doña Isabel la Católica, el Premio Nacional de Música (1988) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1973) y actualmente se realiza cada año, el Concurso Internacional de Canto que lleva su nombre.
Les recomendamos escuchar el aria: La mamma morta – Monserrat Caballé (Maddalena)
Tercer Cuadro de la Ópera “Andrea Chénier” de Umberto Giordano –http://www.hagaselamusica.com/pop_audios.php?audios_id=106
Fuente: Hagaselamusica.com