En un nuevo encuentro de nuestras clásicas tertulias digitales del Online Opera Club nos dedicamos a disfrutar de una de la obras mas destacadas de Georges Bizet.
Los pescadores de perlas no tuvo mucho éxito el 30 de septiembre de 1863, a pesar de su ambiente exótico. Solamente Berlioz reconoció que había allí “una cantidad considerable de piezas musicales bellas y expresivas, llenas de vigor y de rico colorido”. Los grandes cantantes se hicieron cargo de los papeles principales en fecha posterior; la interpretación de Caruso del personaje de Nadir es hasta hoy inolvidable. Algunos números aislados se han hecho conocidos en todo el mundo por medio del disco, la radio, etc., pero las interpretaciones de la obra completa son raras. Bizet está aquí todavía en sus comienzos.
Ópera en tres actos. Libreto de Michel Carré y Eugéne Cormon. (En los escenarios alemanes, por lo general, en una nueva versión de Günther Biro y Cari Prerauer.)
El amor de Bizet por los temas exóticos y su capacidad para manejarlos se reconocen con claridad en esta ópera. Lamentablemente, se encontró con un libreto muy débil que, aunque no le impidió incluir en la partitura algunas partes brillantes (sobre todo un aria de tenor, otra de barítono, un dúo para ambas voces masculinas y algunos buenos efectos orquestales), fue un obstáculo para la difusión de esta obra. El argumento trata de la rivalidad de dos nombres por el favor de la bella sacerdotisa Leila, a la que han conocido en un templo de Brahma, en el Lejano Oriente. Para no poner en juego su amistad, Zurga y Nadir han regresado a su patria europea. Pero cuando emprenden un viaje a Ceilán (donde transcurre la ópera) vuelven a ver a Leila; ésta ha hecho entre tanto un voto de castidad para poder estar a la altura de su misión, que consiste en ahuyentar a los demonios marinos que causan graves perjuicios a los pescadores de perlas. Sin embargo, su pasión y la de Nadir son demasiado grandes. Su amor es descubierto, y Zurga, elegido rey de los pescadores, lucha consigo mismo: por último vence su magnanimidad y decide ayudar a escapar a Nadir y a Leila. Pero el destino decide las cosas de otro modo; una marea lo destruye todo. El pueblo encuentra el cadáver de Nadir en la arrasada aldea y exige la muerte de Leila. La sacerdotisa sube a las rocas y se arroja al mar.
El libreto se lo presentó a Bizet el director del Théátre Lyrique y respondía al gusto por el «exotismo», que en esa época estaba muy arraigado. El fundador de esta tendencia fue Félicien David (1810-1876), un orientalista y músico poco conocido en la actualidad, cuya obra sinfónica Le désert promovió, con su descripción del desierto, las llamadas del muecín y sus imitaciones sonoras (muy sencillas), la pasión por la música «exótica». El interés existía desde hacía mucho tiempo; en cierto modo, El rapto en el serrallo de Mozart corresponde a esa tendencia, así como el Oberon de Weber; algunas obras de Gluck, Grétry y otros pueden considerarse precursoras.
Los pescadores de perlas no tuvo mucho éxito el 30 de septiembre de 1863, a pesar de su ambiente exótico. Solamente Berlioz reconoció que había allí “una cantidad considerable de piezas musicales bellas y expresivas, llenas de vigor y de rico colorido”. Los grandes cantantes se hicieron cargo de los papeles principales en fecha posterior; la interpretación de Caruso del personaje de Nadir es hasta hoy inolvidable. Algunos números aislados se han hecho conocidos en todo el mundo por medio del disco, la radio, etc., pero las interpretaciones de la obra completa son raras. Bizet está aquí todavía en sus comienzos.
Fuente: Hagaselamusica.com