La Ópera Metropolitana de Nueva York (MET) va a acometer una restauración de sus instalaciones cuyo coste ascenderá a 60 millones de dólares, ya que su sistema de alumbrado y de ventilación, la maquinaria del escenario y sus comunicaciones internas han quedado anticuados frente a otros teatros. Esta renovación, que se prolongará entre cinco y siete años, es la más ambiciosa que el MET emprende desde que se trasladó al Lincoln Center en 1966, según informó a Efe un portavoz de la institución.
La tecnología de la que dispone ha quedado obsoleta frente a las modernizaciones adoptadas por otras óperas europeas, donde los directores de los montajes se han habituado ya a usar sistemas de control informatizados que proporcionan resultados mucho más precisos a la hora de lograr efectos teatrales y escénicos.
Por el contrario, en el MET los tramoyistas todavía realizan a pulso y artesanalmente muchas de las funciones asumidas por la maquinaria y los avances tecnológicos.
“Debido a la inercia y a un limitado mantenimiento, muchos de los sistemas del escenario han superado su esperanza de vida y están próximos a fallar”, especifica un documento interno que recoge el diario “The New York Times”.
Por su parte, el gerente del MET, Peter Gelb, reconoció que la suya es una tecnología “realmente pasada de moda”, y que a pesar de que la usan y “es segura”, ha de actualizarse “porque algún día podría venirse abajo y no se puede esperar a que eso ocurra”.
La primera fase de esta remodelación se centrará en el sistema que permite simular vuelos, y cubrirá asimismo el de ventilación y luces, mientras el control digital coordinará por primera vez los mecanismos que suben y bajan el decorado y los ascensores del escenario.
Además, se abreviará el tiempo que le cuesta caer al telón, que hasta ahora se tomaba diez segundos para ocultar los más de 13 metros del proscenio, lo que ha causado problemas a varios directores, pero también cabrá la posibilidad de regular su descenso para que sea más lento.
El MET no se vio casi envuelto en la restauración de seis años y 1.200 millones de dólares a la que se sometió el Lincoln Center que la acoge, y su última renovación tuvo lugar en 2010, cuando reforzó el escenario con vigas de acero para soportar las 45 toneladas que pesaba la escenografía del ciclo de Richard Wagner “Ring”.
Fuente: EFE 2012.