El mayor deseo de Dvorak era alcanzar un éxito rotundo con una ópera, tal vez llegar a escribir auténticas óperas populares, como Verdi. De mayo a noviembre de 1900 trabajó en ésta, que habría de ser su mejor obra dramática y que merece un lugar entre las mejores óperas de todos los países. El estreno de Rusalka tuvo lugar el 31 de marzo de 1901 en el Teatro Nacional de Praga; la prueba de la popularidad que ha tenido en su país es que en 1946 hubo 500 representaciones (cantidad sólo superada por dos óperas de Smetana, La novia vendida y El beso). En el extranjero es poco conocida, pero allí donde se representa conquista los corazones.