La Bohème pucciniana inicia su trayectoria en forma desfavorable. Su estreno mundial tuvo lugar en el Teatro Regio de Turín el 1º de febrero de 1896, a tres años exactos de la premiére en esa misma sala, de Manon Lescaut. Giulio Ricordi, editor y amigo de Puccini, propuso que la primer presentación se realizara ante el público turinés confiando en que recibiría a la nueva creación con el mismo beneplácito otorgado a su predecesora.
La nueva ópera inspirada en “Escenas de la Vida Bohemia” de Henri Murger conforma un desfile de alegres vivencias, romances, ilusiones y estrecheces financieras de un grupo de bohemios. Puccini no pudo dejar de identificarse con esos seres medio locos e irreverentes, ya que también él había transitado felices horas y amargas penurias durante su época estudiantil en Milán.
La Bohème subió a escena con el siguiente reparto: Mimí, Cesira Ferrani (quien había encarnado a la primer Manon en el estreno de 1893); Musetta, Camilla Pasini; Rodolfo, Evan Gorga; Marcello, Tieste Wilmant; Colline, Michele Mazzara; Schaunard, Antonio Pini-Corsi; Benoit y Alcindoro, Alessandro Polonini; Parpignol, Dante Zucchi. En esa oportunidad, la batuta estuvo en manos de Arturo Toscanini.
La ópera fue recibida con tibieza por el público, pero con severidad y excepticismo por parte de la crítica. Se puede decir que la noche del estreno La Bohème fue un “fiasco”, tal como le sucediera décadas atrás a Verdi con su Traviata o Bizet con su Carmen. El realismo del tema fue de difícil digestión para los críticos, sin embargo, al público le correspondió más tarde reivindicar la obra con su aplauso.
A excepción del crítico Giovanni Pozza, del “Corriere de la Sera”, el resto de la jauría de críticos se mostró hostil a Puccini. Pozza destacó “el notable adelanto hecho por Puccini desde Manon Lescaut, indicó la refinada habilidad que mostraba la nueva obra y llamó la atención hacia uno de los rasgos más destacados del libreto: la eficaz mezcla de comedia y patetismo, su afortunada combinación de sonrisas y lágrimas.” (*)
Otros críticos aseveraron: “que la nueva obra no soportaba ninguna comparación con Manon Lescaut. En tanto, La Bohème evidenciaba una deplorable declinación; era una ‘opera mancata’ (una ópera fallida), escrita ‘de prisa’ (según parece) y con poco discernimiento y lustre… cayendo a menudo en lo vacuo y, a veces en lo pueril.” (*)
La nueva creación no siguió la senda trazada por Manon Lescaut en cuanto a su exposición dramática. La Bohème, según la crítica de entonces, se manifestó como “una ópera ligera, de carácter episódico, con frecuencia de tono coloquial y llena de toques impresionistas en la orquestación y en la armonía.” (*)
Uno de los aspectos que más irritaron a los críticos fue el uso de las quintas paralelas (al comienzo de los Actos II y III) que no constituían un efecto agradable a sus oídos conservadores. Curiosamente, ninguno de estos críticos que alabaron hasta el hartazgo la partitura de Manon Lescaut, advirtió la presencia de “transgresiones” similares en ella. Verdi, quien entonces contaba con vigorosos ochenta y tres años en cuerpo y espíritu, supo tener un criterio más amplio con respecto a las inquietantes quintas, nacidas de la audacia creativa de Puccini:
“Si hubiese evitado esa progresión de quintas, no habría podido lograr la misma significativa sugestión de nieve y hielo (puesto que ese es el efecto al cual se las destina), pero eso habría tenido la ventaja de no rechinar a los oídos.”(*)
La escala siguiente de La Bohème fue Roma donde la recepción, en un principio, fue similar a la turinesa. En abril siguiente, la ópera se presentó en Palermo donde se impuso desde la primer función extendiéndose en forma vertiginosa por toda Italia.
La dirección de La Bohème en la ciudad siciliana estuvo a cargo de Leopoldo Mugnone, quien después de Toscanini era el intérprete favorito de Puccini. He aquí material para la anécdota. Según refiere Mosco Carner en su biografía pucciniana:
“Como muchos artistas de la escena, Mugnone era supersticioso, y consideró de mal agüero que la primera ejecucion fuese el viernes 13 de abril. Y el caso fue que debido al retraso de un oboísta, que demoró en media hora el inicio, y el público siciliano que desahogaba su impaciencia con silbidos y gritos, los presentimientos del director parecieron justificados en verdad. No obstante, fuera de estos incidentes inocuos, no ocurrió nada desfavorable. La ópera fue recibida con entusiasmo; muchas llamadas a escena para los artistas, durante y después de cada acto, prolongaron esta representación hasta la una de la madrugada. Aún entonces, el público se negó a marcharse y prosiguió con sus clamores, reclamando repeticiones. Aunque ya se había ido la mitad de la orquesta, y a pesar de que los artistas estaban ya con su ropa de calle, Mugnone decidió repetir toda la última escena, empezando con la entrada de Mimí, lo cual era poco habitual, incluso en Italia. Se dice que Rodolfo cantó sin peluca, y Mimí con el pelo despeinado.” (*)
La carrera de La Bohème siguió triunfal, ya que después de la representación palermitana, la ópera se dio en Buenos Aires. El estreno en la capital argentina se materializó en el Teatro de la Opera (hoy desaparecido) el 16 de junio de 1896 con la dirección de Edoardo Mascheroni y los cantantes Hariclee Darclée (futura primera Tosca), Fanny Torresella, Emilio De Marchi (futuro primer Cavaradossi), Maurizio Bensaude, Remo Ercolani, Giuseppe De Grazia y Arcangelo Rossi. En el flamantemente inaugurado Teatro Colón, se presentó La Bohème el 16 de julio de 1909 con Giuseppe Barone en el podio y los cantantes Eugenia Burzio (Mimí), Fely Dereyne (1909), Alessandro Bonci (Rodolfo), Giuseppe de Luca (Marcello), Gaudio Mansueto (Colline) y Luigi Baldassari (Schaunard).
Y llega a tierras inglesas al año siguiente… Escenificada en inglés con el título The Bohemians, en el Comedy Theatre de Manchester, el 22 de abril de 1897. Giulio Ricordi (editor, asesor, guía, amigo fiel de Puccini y no dudemos habilísimo hombre de negocios) optó por Manchester en lugar de Londres debido a la fría recepción que el público londinense otorgó a Manon Lescaut tres años atrás. Esta producción en Manchester motivó la primer visita de Puccini a Inglaterra junto con Tito Ricordi, hijo de Giulio.
No pueden dejar de mencionarse, las pintorescas impresiones que hace Puccini sobre la ciudad que tuvo oportunidad de conocer: “tierra del humo negro, de la oscuridad, del frío, la lluvia, el algodón (pero ay de quien no use ropa de lana!) y niebla. Un verdadero infierno! Un lugar horrible para permanecer en él!“. (*)
La Bohème o The Bohemians fue coronada por el éxito más genuino a pesar de los temores de su autor, por lo cual, cinco meses más tarde, el 2 de octubre de 1897, se presentó la obra en el Covent Garden, también en inglés. La primer producción en italiano se escenificó allí el 1ro. de julio de 1899, cuando Nellie Melba cantó el papel de Mimí. Algo más de dos años fue menester que transcurrieran para que nuestra querida Bohème se cantara en el reino británico, en su idioma original.
La trayectoria de La Bohème continuó sin pausa, estrenándose en las siguientes ciudades: Alejandría (Egipto) el 6 de enero de 1897; Moscú (Rusia), el 1º de febrero de 1897; Lisboa (Portugal), el 11 de febrero de 1897; Berlín (Alemania), el 22 de junio de 1897; Río de Janeiro (Brasil), el 2 Jul 1897; Ciudad de México (México), el 22 de agosto de 1897; Viena (Austria, en el Theater and der Wien), el 5 de octubre de 1897; La Haya (Holanda), el 19 de octubre de 1897; Praga (Checoeslovaquia), el 27 de febrero de 1898; Barcelona (España), el 10 de abril de 1898; Atenas (Grecia), mayo de 1898; París (Francia, en la Opera-Comique), el 13 de junio de 1898; Valparaiso (Chile), el 6 de julio de 1898; Varsovia (Polonia), el 1º de octubre de 1898; Zagreb (Croacia), el 11 de octubre de 1898; Esmirna (Turquía), diciembre de 1898; Helsinki (Finlandia), el 7 de enero de 1899; Argel (Algeria), enero de 1899; Túnez, 1899; Bucarest (Rumania), noviembre de 1899; Amberes (Bélgica), el 11 de enero de 1900; Riga (Letonia), el 11 de enero de 1901; Melbourne (Australia), el 3 de julio de 1901; Estocolmo (Suecia), el 29 de noviembre de 1901; Ginebra (Suiza), el 17 de diciembre de 1901; Lvov (Ucrania), el 28 de diciembre de 1901; Ljubljana (Eslovenia), 1903; Budapest (Hungría), el 27 de abril de 1905; Copenhague (Dinamarca), el 22 de octubre de 1908; Tallin (Estonia), en 1911; Johannesburgo (Sudáfrica), en marzo de 1912; Trípoli (Libia), el 4 de mayo de 1914; Belgrado (Yugoslavia), en 1920; Sofia (Bulgaria), el 23 de junio de 1922; Kaunas (Lituania), el 26 de mayo de 1926; Oslo (Noruega), en 1933.
En Estados Unidos se dio primero en Los Angeles, el 14 de octubre de 1897; en Nueva York se estrena el 16 mayo de 1898 y llega al Metropolitan el 26 de diciembre de 1900 con Nellie Melba, Occhiolini, Saléza, Campanari, Journet, dirigidos por Mancinelli.
Ya han transcurrido algo más de un centenar de años de ese desafortunado estreno en Turín. Sin embargo, La Bohème se ha convertido en una de las óperas más populares del repertorio lírico mundial. Una de las razones de tal adhesión del público debe buscarse en los sentimientos que provoca en nosotros y no en las críticas musicales. La autenticidad de sus personajes, palpitantes de ternura y dolor, los claroscuros de la vida misma con sus alegrías y miserias, un espejo vivo donde podemos reflejarnos y también, sentir en nuestra piel y espíritu, el enamorarse eterno de Rodolfo y Mimí.
Esta es una de las operas más representadas en la historia de la música, lo que demuestra plenamente el arraigo que tiene en el corazón de la gente. Por ejemplo, en el Teatro Colón de Buenos Aires ha sido la opera más representada, con más de 250 funciones a su haber, superando a grandes operas como Aida o La Traviata, ambas de Giuseppe Verdi.
Con libreto de los extraordinarios Luigi Illica y Giuseppe Giacosa y basada en la novela “Escenas de la vida bohemia” de Henry Murger, Puccini nos presenta un trabajo de una calidez y de una belleza musical y humana que es capaz de emocionar y sobrecoger hasta al más escéptico e insensible auditor. Es quizás la más impresionista de las operas puccinianas, por la forma en que el autor trata la orquestación de la obra y describe los ambientes bohemios parisinos del 1830 donde transcurre la acción.
El gran compositor francés Claude Debussy (de gran influencia musical en Puccini) comentó a la salida de una función de “La Bohème” que nunca había visto una mejor descripción musical del ambiente y la vida de París. Los principales protagonistas son el poeta Rodolfo y su vecina, la costurera Mimí. Ambos se conocen por casualidad y se enamoran a primavera vista una fría noche de Navidad. Lo que en un principio es puro amor y alegría, termina en drama y tragedia, al separarse los amantes debido a la grave tuberculosis de Mimí y la impotencia que siente Rodolfo de no ser capaz de salvarla debido a su pobreza. Al final, la inevitable muerte encuentra a Mimí junto a Rodolfo y sus amigos bohemios, en la pobre guardilla donde fueran tan felices alguna vez.
El resto de los personajes son Marcello (barítono), pintor y el mejor amigo de Rodolfo (tenor); sufre por su tormentosa relación sentimental con Musetta, una libertina doncella parisina de dudosa reputación. Completan el elenco los simpáticos personajes de el filósofo Colline y el músico Schaunard (bajos), ambos jóvenes bohemios que viven en la guardilla. Puccini vivió en carne propia muchas de las penurias económicas que se muestran en la historia, siendo estudiante de música en Milán junto a personajes como Pietro Mascagni (Cavalleria Rusticana) y Ruggero Leoncavallo (I Pagliacci).
Puccini estrena su Bohème un año antes que Leoncavallo; al mando de la orquesta estaba un joven director que estaba llamado a ser grande: Arturo Toscanini. Si bien la critica beneficio más a la versión de Leoncavallo, el tiempo diría que esta fue brutalmente opacada por la de Puccini. Hemos rescatado las que pensamos son las mejores representaciones grabadas de todos los tiempos:
Fuente: Elaborado con extractos del articulo online Nicolás Torres Gómez y Verónica N. Gombach – www.weblaopera.com