Acorde con su espíritu de artista rebelde y moderno, el tenor mexicano Rolando Villazón sorprendió anoche en su debut como director de escena con una ópera “Werther”, de Massenet, en la que se atrevió a caracterizar a varios personajes como payasos. La colorida apuesta en la sobria Ópera de Lyon fue recompensada con una larga ovación del público, que duró más de un cuarto de hora, dedicada sobre todo a la gran prestación de los cantantes.
El joven tenor, también mexicano, Arturo Chacón-Ruiz (Werther), la mezzo-soprano francesa Karine Deshayes (Charlotte) y la soprano belga Anne-Catherine Gillet (Sophie) fueron jaleadas por las casi 1.200 personas que abarrotaron la ópera remodelada por Jean Nouvel.
Mención especial también merece la magistral dirección musical, que corrió a cargo del austríaco Leopold Hager.
Villazón ya había avisado de que su “Werther” no iba a ser “una obra de museo” y había avanzado que en los ensayos contó con la colaboración de Nola Rae, una reputada payaso-mimo a la que conoció en Londres.
El resultado no dejó indiferente al público que acudió a la ópera lionesa, que a la salida, bien alababa la belleza cromática y la fuerza dramática que aportaban los payasos, o bien consideraba la idea demasiado carnavalesca para una historia clásica tan trágica.
“Werther” no deja de ser un drama lírico cuyo primer estreno data de finales del siglo XIX, una ópera inspirada en una novela que Johann Wolfgang von Goethe publicó en 1774.
Está considerada como una de las obras musicales más románticas de Jules Massenet pese a su terrible final. El joven Werther se enamora desesperadamente y al creerse no correspondido acaba suicidándose.
La adaptación de Villazón se caracteriza por el empleo de un escenario minimalista en el que destaca una enorme jaula con un columpio en el interior. Éste es uno de los numerosos guiños metafóricos que hacen referencia al mundo del subconsciente.
Para el tenor mexicano la ópera es el espejo de ese mundo y su intención con su primer montaje ha sido penetrar en él a través de multitud de símbolos, evitando contar la historia de manera lineal, tradicional.
Villazón ha elegido para su debut una obra que ha interpretado en numerosas ocasiones, la última en París en 2009, y ha contado con un reparto que conoce al dedillo puesto que ha compartido escenario con la mayoría de los cantantes.
Además, el tenor también ha elegido una ciudad con la que tiene una relación privilegiada: En Lyon interpretó su primer papel en suelo francés, el Rodolfo de la Bohéme, de Giacomo Puccini, en 1999.
La idea de dirigir “Werther” en concreto le surgió hace varios años cuando la cantaba en Niza, como ejercicio imaginativo para resolver el cuarto acto, en el que Werther “se pasa media hora cantando en los brazos de Charlotte”, confesó en una entrevista para EFE.
El “Werther” de Villazón tendrá ocho representaciones en Lyon, hasta el siete de febrero.
El mediático artista, de 38 años, insiste en que aunque ya tiene ofertas para dirigir otras óperas solo piensa repetir esta experiencia cada dos o tres años, sin que ello suponga una interferencia para su carrera como intérprete, a la que va a dar prioridad.
Para demostrar una vez más que la operación de garganta a la que fue sometido en 2009 es cosa del pasado y ha recuperado su mejor nivel, Villazón tiene la agenda del resto del año cargada de conciertos.
El más especial sin duda será el que le lleve al londinense Covent Garden en mayo, puesto que se volverá a poner en la piel del joven Werther, a las órdenes en esta ocasión del director Benoit Jacquot.
Javier Villagarcía
© EFE 2011