La crítica británica lamenta hoy el “triste declinar” vocal de Rolando Villazón, el tenor mexicano en quien algunos llegaron a ver al sucesor natural de Plácido Domingo. Un reputado crítico como es Hugh Canning, del Sunday Times, habla de un “penoso retorno” a los escenarios en referencia a su actuación esta semana en el Festival Hall londinense.
Villazón, o quienes decidieron por él, eligió un programa de óperas de Händel que muy pocos asocian con un tenor mexicano: arias de Xerxes, Rodelinda, Ariodante y Tamerlano.
Según el crítico, Villazón cantó a Händel como se le habría interpretado hace cuarenta años y “transformó la música del más grande compositor de óperas del barroco en una especie de suave y cortés verismo”.
Para mayor desgracia suya, comenta Canning, tuvo a su lado a una gran haendeliana como es la británica Lucy Crowe, que provocó una gran ovación con su interpretación del gran lamento de Cleopatra “Se pietà” y con una maravillosa “Da tempeste”, de la ópera “Giulio Cesare”.
Sólo tres de los seis números del programa eran para tenor, y así Villazón empezó con transcripciones de arias para castrato alto como “Più che penso”, de Xerxes, o el maravilloso lamento “Scherza infida”, de Ariodante, que le obligaron a tonos bajos que hacían su voz difícilmente audible desde la mitad del patio de butacas.
La voz de Villazón suena “desplazada de su centro” natural, “nasal y comprimida” y el tenor parecía “incómodo”, escribe el crítico, según el cual el cantante mexicano trató de compensar esas deficiencias con extraños gestos supuestamente acordes con su nueva personalidad de mentor de un concurso televisivo de cazatalentos.
El crítico señala que la operación a que se sometió el tenor para que le extirparan un nódulo en las cuerdas vocales no ha eliminado los problemas que ya tenía, como es su pequeño registro, y se pregunta si, a menos que reeduque su voz, podrá enfrentarse el próximo año en la Royal Opera House londinense a un rol tan exigente como es Werther, de Massenet.
“La cuestión a la que deben responder Villazón y el negocio de la ópera es cómo ha podido ocurrir esta desgracia. Aunque los críticos tienen su parte de culpa -todos saludamos a una nueva estrella tras escucharle en aquel glorioso Hoffmann (en su debut londinense en 2004)-, está claro que Villazón ha estado mal aconsejado sobre su repertorio”.
El cantante mexicano “ha caído en la trampa de creerse que era un nuevo Plácido Domingo”, interpretando roles a la media del tenor español en algunos de los mayores teatros del mundo, y ahora está claro que se ha extralimitado y que “tal vez haya dañado su voz de modo permanente”.
Las críticas a Villazón contrastan con los elogios que el viernes dispensó el diario “The Independent” a su colega peruano Juan Diego Flórez, de quien elogiaba el cuidado con que ha elegido el repertorio apropiado para su voz “Me limito a hacer una sola ópera al año, y es suficiente para un cantante porque hay que cuidar la voz, no se pueden hacer demasiados roles a la vez. Hay que cantar el repertorio propio y añadir una nueva ópera. Siempre estoy haciendo algo nuevo: mi repertorio es amplio y tengo cuidado de escoger lo que conviene”, explicaba Flórez.
Y añadía: “Esa prudencia es esencial, muchos cantantes han sufrido daños vocales por enfrentarse a papeles que no se ajustan a sus tipos de voz y en algunos casos no se han recuperado”.
Fuente: EFE